Ficha técnica: 
Distancia: 4,6 km 
Tiempo: 1 hora
Dificultad: Baja - Media
Marcas indicativas: Verde
Punto de salida: Plaza la Poza (Barrio de abajo)
Punto de llegada: Plaza El Charcón (Barrio de arriba)

Ver Ruta 2. "Un paseo por el Bosque Encantado" en un mapa más grande

Descripción de la ruta


Sale de la Plaza la Poza  por la carretera Labaniego/Arlanza, en la curva la Bustiriega,  continua por el sendero de la Barrera hasta el Pontón, cruza la Reguera  y a través de la Mata Cubero llega al cruce de la LLinarona.

Por el camino de San Esteban llega al Couto y gira a la derecha pasando los parajes de los Pacederos,  mata Sortico  y Prao Joaquina, donde gira a la derecha para  adentrarse en el Bosque, finca de seis hectáreas con el perímetro exterior totalmente delimitado por una muralla, actualmente muy deteriorada, con tierras en sus adentros que antiguamente eran muy productivas, además de viñedos, parras, árboles frutales y castaños.

Esta finca y gran parte de su entorno, incluido el pueblo y sus gentes,  sigue cubierta por la gran sombra que durante siglos ha alimentado las historias y comentarios, siempre avaladas por más ancianos del lugar, haciendo referencia  a la existencia del convento de San Francisco, actualmente en muy ruinoso estado, cuyos exiguos vestigios permanecen ocultos por la exuberante vegetación. 
Fotografía: Severino Rey


In situ aun se pueden distinguir ruinas de la casa central, la iglesia, el cementerio, la bodega y otras, según la leyenda ancestral de los antepasados, parece ser que dicho cenobio franciscano rendía servidumbre al Superior de Cerezal y los legos que lo habitaban se dedicaban a cultivar la tierra y a confeccionar hábitos para enterrar a los difuntos.

Abandona el Bosque y continua por el camino de Labaniego a Tedejo, pasa Era el Convento  donde hasta los años setenta se majaba y trillaba, desviándose por la Llama la Peña hasta el camino  que pasando por los Pallones, deja a su derecha la montaña del Piñeo y la izquierda el Picotin  paraje en otro tiempo cubierto de viñedos de los que recogían el vino los lugareños y ahora oculto por matorral y zarzas.

Continuando el camino lleva hasta las majestuosas piedras del Pinganiello, que con aires de guardianes parecen tener vigilado todo el valle, según la leyenda no se caen porque están atadas con una enorme cadena. Adornando sus pies, como siempre silenciosas y serviciales a la vez, siguen visibles las pozas del pinganiello en cuyas aguas se dejaban cocer las mimbres con las que hasta los años 60 se trenzaban los cañizos, cestos o talegos.

En la falda de la montaña, sometidas y prestando servidumbre a la gran mole pétrea, se encuentran el Fuello y la Cerca, paraje enigmático cargado de leyenda y misterio que siempre ha despertado la curiosidad de los habitantes de Labaniego y los visitantes.

De la Cerca no existen datos documentales, si bien, reúne todos los requisitos para haber sido un poblado nacido a la sombra del convento, posiblemente el primer enclave o asiento del pueblo de Labaniego, se puede ver una muralla exterior de grandes dimensiones para protegerse, la entrada con portones fuertes y dentro aun se distinguen varios recintos, todos ellos con su puerta de entrada, que podían ser las casas o viviendas de los moradores, otros que podrían ser corrales para el ganado y un cementerio en el que aun crecen los lirios.

Una vez llega a la Nogalina, la cruza y comienza a bajar hacía Labaniego por el Sardonal, pasa el LLambiceiro y finaliza la bajada cerca de la iglesia de Santiago,  continua por el camino del agua hasta el Rejallo, las viñas y el Canalón finalizando en la plaza El Charcón